Hace buen rato el ministro Manuel Pulgar Vidal debió haber declarado la emergencia ambiental de Lima.
Hace poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
informó que Lima es la ciudad más contaminada de América Latina. Eso no
es noticia para quienes vivimos aquí y padecemos diariamente lo
señalado por la OMS, en unos distritos más grave que en otros. Pese a
ello, lejos de declarar la emergencia ambiental para aplicar los
protocolos necesarios y convertir a Lima en una urbe saludable, la
máxima autoridad del rubro –el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal–
tomó a la ligera el informe de la OMS. Reaccionó una vez más
defendiendo su floja gestión y culpó a terceros. “Lima es una ciudad que
en el pasado estuvo ambientalmente abandonada”, dijo en conferencia con
la prensa extranjera, obviando el tema central del informe, que es la
pésima calidad del aire de nuestra capital, quitándole responsabilidad a
su despacho e indirectamente a la alcaldesa Susana Villarán.
Pulgar Vidal minimiza un serio problema, que solo en Lima y Callao
“es responsable de cerca de 4.000 muertes al año”. Y, según la propia
OMS, “más de siete millones de personas mueren anualmente en el mundo a
causa de la contaminación ambiental ya sea fuera o dentro del hogar, lo
que convierte a la polución en el principal riesgo medioambiental para
la salud”.
Es irritante pensar que cuando a Pulgar Vidal le conviene –por
presión política o demagogia– declara emergencias ambientales (DEA) a
diestra y siniestra, aunque todo quede solo en papel y se dejen
abandonadas a las comunidades afectadas, tal como lo evidenció una
federación de Loreto en setiembre pasado al denunciar que luego de seis
meses: “El Estado [hasta hoy] no ha puesto en marcha ningún plan de
remediación ambiental”. Lugar hasta el que llegó el propio ministro seis
meses antes –fiel a su estilo muy ávido de atención y notoriedad– a
pedir, en nombre del Estado Peruano, dramáticas disculpas frente a sus
cámaras “por el abandono causado por el Estado” a las comunidades.
“Hemos decidido intervenir para corregir el problema”, dijo en
entrevista televisiva en marzo del 2013. Hasta ahora, ni una palabra, ni
una acción concreta, solo formalidades legales, papeleos e infinitas
reuniones burocráticas. Tampoco se emite una DEA en la depredada Madre
de Dios –pese a los múltiples estudios que demuestran elevadísima
contaminación por mercurio en ecosistemas y organismos humanos– seguro
porque se trata de un sitio emblemático internacionalmente y hacerlo
sería aceptar el fracaso de su gestión.
Cabe señalar que un estudio del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)
informó que Ate y El Agustino eran los distritos que encabezaban la
lista de los siete distritos con el aire más contaminado en Lima,
seguidos por Villa María del Triunfo, Santa Anita, San Borja y Jesús
María, todos con índice de partículas por encima de los aceptados por la
OMS. Es obvio que hace buen rato el ministro debiera haber declarado la
emergencia ambiental de Lima como primer paso para su remediación. Pero
esta vez fue muy lejos al minimizar la comprobada contaminación en
nuestra ciudad desinformando a la opinión pública nacional e
internacional. Esto solo puede explicarse porque en diciembre próximo se
realizará en Lima la COP-20
(vigésima conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático) y él será el
presidente del magno evento. No lo hace, pues no solo sería vergonzoso
sino que evidenciaría su pobre manejo del problema.
Irma Montes Patiño
Se puede acceder a una copia digital del artículo aquí:
Publicado Lunes 19 de mayo del 2014
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/malos-aires-pulgar-irma-montes-patino-noticia-1730291
Irma Montes Patiño
Se puede acceder a una copia digital del artículo aquí:
Publicado Lunes 19 de mayo del 2014
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/malos-aires-pulgar-irma-montes-patino-noticia-1730291